“En 2010, en Paraguay había 6197 personas privadas de su libertad. En 2021, la población carcelaria se disparó a 15.978 personas: el 45% son reincidentes”. Con estos datos, la profesora Myriam Benítez Romero, de la Universidad Católica «Nuestra Señora de la Asunción» – Campus Itapúa (Paraguay), dio inicio a su disertación en el marco del panel “Empresas incubadas/egresadas. Casos de éxito”, una de las actividades que tuvo lugar en la II Jornada Internacional de Innovación y Emprendedurismo de la Red CIDIR, realizada recientemente en la sede de la Universidad Gastón Dachary (UGD, Posadas).
La exposición de Benítez Romero giró en torno a un proyecto de elevado impacto social, denominado “Innovación en Emprendimiento Penitenciario Mujeres en Esperanza PY”.
Sobre el origen de esta iniciativa, la docente paraguaya explicó que “ante las cifras alarmantes de personas que reinciden en el delito debido a la falta de estímulos o fuentes laborales, y el pedido de ayuda en este sentido de muchas mujeres privadas de su libertad, decidimos aportar una idea positiva y que no estuviera centrado en el asistencialismo, sino que sea un emprendimiento productivo, con un modelo de negocios concreto”.
Así, desde el Diplomado en Gestión de la Innovación de la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción”, comenzó una articulación virtuosa en el Centro de Educación Media para Jóvenes y Adultas Nro.138 del Buen Pastor, en la ciudad de Asunción.
“Es un emprendimiento que nuclea a mujeres emprendedoras e innovadoras del penal del Buen Pastor, que buscan una exitosa reinserción social mediante el trabajo y la elaboración de productos de limpieza, de gama económica, elaborados artesanalmente con especial cuidado del medio ambiente y con innovación por medio de la reutilización creativa de textiles y envases usados” detalló Benítez.
El emprendimiento nació en 2018 y ese mismo año ganó el Premio Nacional de Emprendedurismo. Un año más tarde, recibió el Premio Internacional de la organización británica «Teach a Man to Fish».
“Luego, 2020 y 2021 fueron años difíciles por la COVID 19 y el proyecto tuvo una baja importante en las ventas. Pero 2022 trajo nuevas esperanzas para el proyecto social, trabajamos en más capacitación y conectamos con una empresa social para poder emitir facturas por venta y así fortalecer la clientela externa. El emprendimiento cuenta con una página web y las ventas se realizan por carritos” añadió la docente, quien además observó que “este proyecto genera no sólo una unidad productiva que aporta ingresos, sino que crea conciencia ciudadana, cuidado ambiental, constituye una terapia a través del trabajo, y ayuda a reducir las posibilidades de reincidencia en el delito, lo que a su vez constituye un aporte a la seguridad. Nuestra concepción de innovación, más allá del negocio, pone el centro en las personas, en lo humano”.